21 de marzo de 2014

Todo queda en familia: carta a un opositor

Oír sobre ti me recuerda a la abuela irremediablemente. Que contenta estaría si a día de hoy nos viera...¡Volviendo al tema que atañe! Una opocompi ha publicado esta mañana este escrito en IG, animando al opositor. Yo me he hinchado de orgullo y he dicho: mi familia. Y no se me ha ocurrido (con tu permiso) nada mejor que publicar tu carta al opositor en mi blog y que les llegue a todos. Su autor, una eminencia en el mundo del Derecho, D. José Torné D. J. Fue publicado en un periódico local en el año 2008, y desde aquí te animamos a que nos dediques otra en plena ola de calor y convocatorias incipientes, que escuchar un "a por ello" nunca viene mal. =)


"CREÍAS que nadie se iba a acordar de tí en verano y menos acercarse a tu soledad. Pues no: conozco de tu esfuerzo, de tu sacrificio, de tus renuncias, de tus ilusiones y tus temores. Casi nadie conoce la dificultad del camino que has emprendido. Yo sí. A veces te preguntas cómo es posible que amigos o incluso tu propia familia no te entiendan o no te comprendan. Incluso que no te ayuden, que de todo hay, lo sé. Hoy en día ni la sociedad ni, desgraciadamente, muchas familias amparan y animan a sus miembros que opositan. Si la tuya te responde, no sabes la suerte que tienes. Muchos allegados tuyos creen favorecerte con un 'para qué quieres complicarte la vida'. Otros, claramente más necios, piensan sin pudor que 'estás perdiendo el tiempo', como la letra del bolero. Tú y yo sabemos que no es así. Que se equivocan. 'El que algo quiere, algo le cuesta', dice el refrán popular. La meta -ser funcionario de carrera- bien merece tantos sinsabores, tantos sacrificios. Si estás dispuesto a conseguirlo, lo lograrás. Eso es lo que te llevará al éxito: la fe. Cree en tí y en tu preparador, a quien un día tanto le deberás. Persevera. Piensa que todo trabajo obtiene su recompensa, su fruto. Cuando un opositor es tal, y ha estudiado horas y horas, adquiere tal volumen de conocimientos, rezuma por todos sus poros tal preparación que el Tribunal lo detecta y, en lógica consecuencia, lo premia y selecciona. Por ello, tú debes hacer bien tu trabajo: ni un día sin estudiar -salvo el descanso-, ningún tema en blanco, ningún plan de trabajo incumplido. Que no quede por tí. 

Por otra parte, ante lo árido de la tarea, te consolará asumir que sólo la oposición, cuando se han diseñado unas bases racionales y se nombra un jurado objetivo, es el mejor medio de selección de aspirantes para trabajar en las Administraciones Públicas. Es el procedimiento que mejor garantiza el mérito y la capacidad del candidato. Diríamos que es un mal menor. Tan arraigado está en la sociedad española el arte de opositar que en mi tiempo se decía, con razón y buen humor, que era, tras la de los toros, la segunda fiesta nacional. No te sientas sólo ante la oposición, por tanto. No eres el primero. Ni, probablemente, serás el último. Cuando tú apruebes, observarás que los boletines oficiales continúan convocando pruebas para ingreso en la función pública, y tú ya estarás ingresado, afortunadamente. Todo lo malo se te olvidará, como a mí haber hecho el servicio militar obligatorio. Que te reconforte saber que todos los días están ingresando compañeros de 'fatigas', y que tu nombre lo veremos pronto en la lista de nombramientos. Es lo lógico, si se ponen los medios: trabajo, ilusión y voluntad. La voluntad es lo más importante. Si me preguntaran a quién prefiero para preparar oposiciones, si a un postgraduado de brillante inteligencia o a un joven voluntarioso y constante, está claro que escogería a este último, porque llegará a la meta, y padecerá menos desequilibrios e inestabilidades a lo largo de la preparación. No es la inteligencia sólo la que hace triunfar al opositor. Es más la fuerza de voluntad y la constancia en conseguir lo propuesto. El opositor no nace, se hace. En definitiva, preparar una oposición es un trabajo profesional que depende de tí mismo, y sólo de tí. Tú eres tu propia empresa. Eres autónomo. Si vas bien, todo lo bueno para tí. Si vas mal, todo lo peor recaerá sobre tus intereses. Elige tú, a ver qué te conviene.


POR tanto, preparar oposiciones es una salida digna y muy conveniente para el graduado que no espera heredar una gran fortuna ni lo cifra todo en un incierto porvenir. Te permite conseguir empleo público estable -¿te has percatado? ¿Estable!- en régimen de igualdad con cualquiera, sin acepción de personas, clase ni origen social. Es lo más libre y dignificante que hay. Cualquiera puede llegar a donde quiera sólo con su esfuerzo personal, que no es poco. Pregúntaselo a quien haya triunfado ya: si ahora se cambia por otro y si ha merecido la pena. De ahí la gran responsabilidad de consagrarte en la consecución del éxito, o en hundirte en la miseria de tu fracaso, generalmente por tu única culpa. 


TIENES razón, por otra parte, si piensas que sólo de ti no depende el triunfo. En efecto, la Administración seleccionadora tiene mucho que ver y decir en el proceso selectivo. Por eso le voy a pedir en tu nombre y en el de todos tus colegas que ahora os afanais en tan dura Olimpiada, que os tenga el máximo respeto. La Administración respeta al opositor cuando redacta unas bases racionales, sobre materia apropiada, con tiempos suficientes, con programas ajustados, con jurados imparciales, cuando no demora las convocatorias, cuando informa fehacientemente y huye del secretismo, y cuando, por último, resuelve con claridad y justicia las reclamaciones de los aspirantes. En definitiva, respeta y considera cuando escucha al ciudadano-opositor y le reconoce derechos que, escandalosamente, todavía no constan escritos en ninguna carta administrativa de servicios ni en norma específica. Apenas vagas normas figurantes en las bases, tradicionalmente redactadas consagrando la secular superioridad de la Administración. No es justo. La Administración-empleadora respetaría a la persona que es el opositor, con derechos por tanto, cuando atribuye al órgano convocante o al seleccionador la competencia de atenderle cualificadamente. Hoy, que tantos organismos y órganos especializados se crean (Juzgados, Fiscalías, Agencias, Servicios de Atención, etc.), no resultaría disparatado ni superfluo que la Administración-empleadora dedicara una unidad administrativa a atenderos ante la selva de problemas, ante la desinformación generalizada en el largo y proceloso 'iter' selectivo. No aliento la creación de cargos, pero una oficina o un defensor del opositor hace falta. Prestaría un servicio inestimable a los opositores. O la constitución de un sindicato, si se prefiere, que no es idea descabellada, aunque sí más compleja. Mientras no sea así, paradójica e hirientemente, la Administración de este estado de derecho está ignorando y avasallando a un débil, desprotegido y sufrido colectivo de ciudadanos que se están formando para ser sus futuros servidores. Estoy de acuerdo contigo, pues, en tus legítimas reivindicaciones. Pero tú pon de tu parte. Trabaja. En este sentido, y no es falsa adulación, se me ocurre que al igual que en muchas ciudades existe el 'monumento al soldado desconocido', también debería existir, como homenaje a vuestro tesón, sacrificio y valía, el 'monumento al opositor desconocido', porque dais lo mejor de vosotros mismos: vuestra juventud, vuestros anhelos, vuestros sueños, vuestros sacrificios, no siendo menor la soledad y la incomprensión que os circunda y que, en ésta desangelada sociedad, padecéis, como ya he denunciado. Finalmente, querido amigo, quédate con éste pensamiento de Lerberghe: «Todo trabajo lleva en sí su misteriosa recompensa». Ánimo, adelante y a por ella. Sin embargo, como nos hemos puesto demasiado trascendentes, quisiera dejarte con una sonrisa debida a Noel Clarasó: «Todas las profesiones son envidiables; lo único pesado es ejercerlas». Espero haberte complacido. Hasta pronto."




17 de marzo de 2014

Solo sé que no sé nada

Sabio, Sócrates con esta frase.

La semana pasada estuve hablando con algunos opocompis que esperaban ansiosos la nota del primer ejercicio de la oposición, y coincidíamos en algo: cuánto más sabemos, más dudamos y menos creemos saber. Puede parecer absurdo lo que digo, pero lo reitero absolutamente.

Veamos las fases del aprendizaje de un modo fácil y sencillo:

1. No sé que no sé: No hay mejor mentiroso que un opositor. El opositor es una persona que tiende a autoengañarse. Es la parte en que no reconocemos la carencia. Realmente sabemos dónde erramos millones de veces y sin embargo nos negamos a aceptarlo. Es cuando me empeño "en que esto es así y sin embargo es asá", y lo peor, es que realmente lo sabía, pero me pudo la cabezonería ¿os suena, no?)

Un ejemplo de esta fase es cuando empezamos a opositar. Podemos tener un primo lejano, una amiga, en definitiva alguien que nos enseñó un poco de este mundillo, y pensamos (estúpidamente) que esto no es para tanto. Hasta que te pones, claro.

Para la gente que nos sigue y no oposita, puede ser la fase de tu primera experiencia conociendo chicos. Realmente eres joven y andas perdido. ¡A tus dieciséis te basta con que te hagan caso prácticamente!

2. Sé que no sé: Acepto mis límites y reconozco mis fallos y lagunas. Es la etapa típica en la que cometemos errores y sirven para ir aprendiendo. Personalmente prefiero equivocarme que no hacerlo; es más, he aprendido mucho más de cada fracaso que de cada victoria. 
Me acuerdo cuando era pequeñita (no más de seis años) en que fui una tarde al parque con mi padre y mi hermano pequeño. Mi padre me advirtió que no me subiera a un columpio que llamaba (mucho) mi atención. Pero yo me empeñé y me caí con el resultado de abrirme la rodilla. No os preocupéis que fue lo típico de "una y no más". Porque aprender, aprendí; y prueba de ello es la cicatriz que me quedó de recuerdo.  

Si seguimos con el ejemplo sería la primera vez que voy a cantar temas. Parece que dominabas la ley y que cantabas más o menos en tiempo, pero llegas al prepa y te das cuenta que no. Que no tienes idea de cómo hacerlo correctamente.

Si lo queréis llevar fuera de la oposición, tus primeras relaciones, dónde ni siquiera sabes qué quieres o que no. Conoces y vas identificando pero aún no tienes madurez suficiente para ello ni experiencia.


3. Voy aprendiendo: Entrenas y practicas día a día. Es la etapa de la bendita paciencia y constancia. Sabes hacerlo en mayor o menor medida pero vamos despacito (que las prisas no son buenas). 

En la oposición la defino como la etapa una vez superados los primeros 12 meses. La de ir a la academia y ya no dar teoría, hacer exámenes y más exámenes. Superar los simulacros mejor o peor, pero ir a hacerlos. "Dominar" ciertos artículos de memoria. Creo que el primer año de oposición es el mejor y peor. El mejor porque aún andas perdido y realmente no sabes en lo que te has metido. Y peor porque también es duro adaptarte al principio al sistema.

En temas amorosos lo comparo con el "ya empiezo a saber que me gusta". Y puede que me equivoque pero puede que ya no. Normalmente son relaciones más largas, en las que crees saber todo al principio y conforme pasa el tiempo puedes llevarte algún chasco.

4. : Soy capaz de dominar. Comprendo e interiorizo. Conecto cosas. Ni siquiera entiendo dónde almacené eso, pero ahí lo tengo. El riesgo puede venir por un exceso de confianza quizás.

Es la etapa en que estoy listo para superar la convocatoria. Muchas veces no somos conscientes si quiera que estamos en dicha etapa ya (la mayoría de las veces creo).

Siguiendo nuestro otro ejemplo es el momento en que estás "seguro" (véase seguro y relaciones hoy día) de que es "la persona de tu vida". Es lo que quieres y lo sabes. 


En definitiva, aprender es tener una actitud socrática ante la vida. 


"Quedarse en el por qué es instalarse en la situación, preguntarse el para qué sucedió es una manera de seguir adelante y de que este acontecimiento haya servido al menos para algo"



De los abismos aprende a construir puentes y cruzar al otro lado



11 de marzo de 2014

Opositora, no marciana (II)

....

5. Cuando decimos: "cariño, ¿piensas que estoy engordando? Es que desde que empecé la oposición he cogido x kilos, y una flamante celulitis que me persigue, noche y día. Y fíjate, que me ha cogido tanto cariño que no me la quito de encima. Podríamos ir a correr juntos y así me motivo."

Entended que en este caso lo que nos gusta oír es un "cuando te apetezca, haz un hueco y nos iniciamos en el running, que así te enganchas seguro". No un, puuuffff, otra vez dice que va a empezar a correr... (y sabemos que estáis realmente pensando eso de que nos dure tres días la motivación porque vuestra paciencia es finita). 

Otra cosita, los hay en este tema burros. Tampoco queremos escuchar que cada día somos mas albóndiga rellena que novia, y que cuando salimos por ahí comemos como si no hubiese un mañana. Y sin contar las chucherías que zampamos cada tarde. 



No es el camino chicos. Un poco de sensibilidad. Entended que no tenemos (ojalá) tiempo todos los días para hacer deporte a destajo como vosotros. Así que cuando veáis a la típica de trabajo/ clase por la mañana y "me paso la tarde en el gym a tope", pensad que nosotras no subimos a instagram ese tipo de fotos casi nunca, y si quieres te enseño yo las fotos de mis tardes de deporte (deporte subrayando, deporte cantando el tema por el pasillo...). Su cuerpo no será eterno, mi plaza sí. 

6. Queridos amigos, sé que la vida sigue para todos menos para el que oposita, que la dejo aparcada en cuanto a compromisos sociales se refiere. Pero... por favor, más niños y bodas no. ¡¡Me ponéis los "dientes largos"!!  Me da por divagar y plantearme tonterías las horas siguientes al anuncio. 
Va con todo mi cariño a esos amigos que saben quiénes son ;) 

7. Más cositas... debería existir un cartel que pusiera "opositar quiebra tu salud" en la puerta del preparador/academia. Así el día que te levantas lúcido y vas por primera vez al menos sabes a qué atenerte. 

8. ¡Importante! Nunca entres en casa y digas: joooodeeer que ojeras tienes. ¿Descansas bien?
Porque te habrás ganado que te miremos con cara de.... Querido, duermo perfectamente, básicamente en posición horizontal 7-8 hras diarias. El problema es que me paso el día en casa estudiando, estresada. Y ya sabía antes de tu aparición que mi párpado inferior era antiestéticamente morado. Salen. Punto.

Segunda parte, cuando nos veas echarnos cremas y cremas, te callas. No digas "yo nunca me pongo nada y mira que piel tengo", porque os la ganáis seguro. Es directamente proporcional, cuanto más estudio, peor me veo. Más cremas. No sé si hacen algo o no, pero nosotras como el comer, no nos las quita nadie.

9. No nos preguntéis cuantos temas tiene la oposición. De verdad, vivimos felices en la "ignorancia". Si yo no me preocupo, y soy la que tiene que aprenderlos... ¿por qué lo vas a hacer tú?

10. Cariño, los mensajes a las 7,30 am un Domingo de "ánimo con el día, espero que estés a tope. Acabo de llegar, me voy al sobre" no motivan nada. Sobretodo porque la menda se acaba de levantar y un Domingo tiene que estudiar. Comprendo que salgas y te diviertas, pero no me des detalles. Dime ánimo y contenta. Te repito que en mi ignorancia vivo bien.


Y finalmente, para todos aquellos que os hayan reenviado esto y hayáis tenido la paciencia de leerlo, espero que os sirva, con todo el cariño del mundo. Y recordad, si somos marcianas, tú eres el padre/novio/amigo de la marciana ;)

10 de marzo de 2014

Opositora, no marciana (I)

Esto hoy va para ti. Si, has leído bien, para ti. Hoy vengo a decirte cuatro cositas de nada, pero que te van a quedar grabadas en la retina y vas a comprender de forma cristalina cómo somos. 
A veces creo que pensáis que somos extraterrestres. Definitivamente, sí. Creo que realmente os lo planteáis. Parece que vinimos una vez en un platillo volante rosa y decidimos aterrizar en la Tierra. 


Y cómo el universo es sabio (o no), coincidimos un buen día y desde entonces sólo os j... la existencia. Error. No somos marcianas chicos, somos opositoras. Y déjame que te explique..

1. Tenemos días que nos encantaría formatear porque aunque estemos 9 horas sentadas en una silla, no hemos estudiado lo suficiente. Y por favor, ahórrate esa cara de sapo cuando lo decimos porque nos hacéis parecer locas. Puede que no nos haya cundido simplemente, o que se nos haya volado literalmente el día (aquí viene la segunda cara de "está como una cabra"). Realmente admito que a mi las semanas se me van de las manos como los piononos cuando voy a ver a mis padres. No miento. Créeme que estar días estudiando en casa puede hacer que el tiempo corra demasiado.

2. Papá, novios, amigos... os queremos mucho pero... entended realmente que una estudia cómoda, ¿vale? Así que el día que voy a clase o mi día libre, por favor no repitamos esta escena:

- cariñooooo, ¿dónde vas taaan guapa?
- A clase, papá
-mmmm... si pareces la barbie opositora
-¿¿¿¿????

Por favor, recordad, que un día no llevaba chandal a todas horas, ni gafas, ni moño cutre. A veces me maquillaba un poco, me ponía mona.. esas cosillas. ¡¡No hagáis que parezca que cuando me quito "el uniforme" voy de boda!!

Esto nos lleva a otra cuestión. ¡Amigas mías del alma!También os adoro pero.. me conozco cada pasillo del Decatlon y soy fan de Domyos, Kalenji, Newfeel... no me j... con whatsApp del estilo:

- OMG! La falda de tablas celeste, agotada en Gran Vía, Serrano bla bla.. Mandadme referencia
Yo: ¿De qué hablas?

Y aquí viene lo de hacerte sentir.. en fin..

- ¡Madre mía! Es el outfit del mes de las itblogger. No te puedo creer. La falta de tablitas de Zara
-......

Fin de la conversación.

3. El día precanto, estamos de mala leche. Lo siento, pero por norma general tooodas las semanas lo llevamos FATAL. Adáptate, trata de comprenderlo. No nos digas eso de: "todas las semanas dices lo mismo cariño y luego lo clavas". Creedme, no es ese el camino. Lo llevamos mal y punto. 
Es como cuando nos enfadamos y mejor déjame hasta la mañana siguiente que ya se me pasa solo.

Por cierto, igualmente hay días que no tenemos lo de cada mes, y estamos sensibles. No vengáis preguntando... 

4. Nos gusta una sorpresa más que a un tonto un lápiz (y nunca mejor dicho). Vale con salir de cantar y que nos recojáis así, de sorpresa, unos subrayadores nuevos (léelo de nuevo que lo he puesto bien) o ir al campo un Sábado. 
Pero no planteéis eso de: ¿nos vamos de vacaciones a mil kilómetros un puente? o ¿por qué no vienes con mis compañeros y conmigo este miércoles de cena de empresa?

No. No habéis comprendido nada. Y cuando os miremos diciendo "encima no me lo pongas más difícil", no pongáis cara de cordero degollado. Eso, en verano y ya si eso, ¿vale? Pero no digas que no te lo dije.

Continuará...



9 de marzo de 2014

El Derecho

En mi último curso de derecho tuve que hacer un ensayo filosófico. Os dejo un poquito de aquello hoy, Domingo...

"Seis años de doble licenciatura. Un plazo que estimo suficiente para aceptar el reto que se me planteó para reflexionar por escrito mediante dicho ensayo filosófico sobre el por qué y el cambio en el panorama del derecho. Cómo empezó y cómo difiere actualmente de dicho enfoque inicial.

Inicio así una meditación en voz gráfica sobre cuestiones que habitualmente se limitan a charlas en alguna que otra clase, como teoría del derecho, historia del derecho, derecho romano…, a las cuales quizá nunca les llegué a ver el sentido acerca de por qué teníamos que estudiar cosas tan “pasadas de moda”, y que hoy día, con el paso de los cursos, he podido ver que son la base de todo nuestro Derecho, y fundamental para entender el por qué se ha ido configurando y transformando de este modo. Y es que en muchas ocasiones hemos sido los alumnos como la burocracia, más atenta a “rellenar papeles” que a cumplir con su “papel” en la sociedad.

Esta ha sido una tarea en la que han intervenido dos partes – profesores y alumna-, y que se ha labrado tras años de estudio. Pero sólo se sabe en la medida en que se recuerda, de ahí la necesidad de citar la “memoria externa” usada, que no es otra cosa que los libros y documentación que he considerado necesarios para ilustrarme en el tema.


Y como una vez, en mi primer curso de carrera me dijeron tras una intensísima charla, “No he pretendido tras esto vencer a nadie. Espero en cambio haber llegado a con – vencer a alguno”.

¿Qué es el derecho? Si algo es incuestionable en relación a lo jurídico, es la evidencia de que el derecho lo invade todo hoy día; desde que amanecemos hasta que nos acostamos, de la A a la Z, desde que nacemos hasta que morimos. Y pese a ello, los juristas que hacían sonreír a Kant al no ponerse de acuerdo sobre qué era el derecho, no han conseguido mejorar en exceso. Resulta por ello casi imposible ofrecer una definición, ya que además definere significa terminar, y en el campo jurídico nunca se acaba nada ya que siempre estamos actualizándonos. Pese a esto, podemos entender derecho como un orden social coactivo que se ajusta a conflictos de intereses.

La idea de orden es algo propio del hombre que se pasa la vida ordenando. Y esta idea de orden conlleva a la de seguridad, como sinónimo de conducta amparada por el ordenamiento jurídico. El carácter social conlleva una relación con la realidad material exterior al individuo. En virtud de esa realidad externa existen la posesión, la servidumbre o los frutos pendientes; de no ser por las “cosas” no existirían los derechos reales. El cumplimiento de ese orden de relaciones sociales no queda a voluntad de las personas, sino que viene exigido por el grupo social al que pertenece. El derecho tiende a la consecución de la justicia, pero esto nunca termina tampoco de lograrse, siendo por tanto que el derecho se ajusta a los conflictos, de manera institucionalizada, a través de la tipificación de conflictos y de los jueces.

“El derecho fue el instrumento del poder monárquico contra las instituciones, las costumbres, los reglamentos, las formas de pertenencia características de la sociedad feudal. Por un lado, el poder monárquico se ha desarrollado en occidente apoyándose en gran parte sobre las instituciones judiciales a la par que las desarrollaba; a través de la guerra civil ha reemplazado la vieja solución de los litigios privados por un sistema de tribunales, con leyes, que daban de hecho al poder monárquico la posibilidad de resolver las disputas entre los individuos. De igual modo, el derecho romano, que reapareció en occidente en los siglos XIII y XIV ha sido un instrumento formidable en manos de la monarquía para definir las formas y los mecanismos de su poder, en detrimento de los poderes feudales”[1]

A modo de conclusión, diré que el derecho en cuanto al ensayo que nos ocupa, puede definirse como “un mecanismo de cohesión social mediante el cual se castiga al verdadero culpable y a la vez se protege al débil, que era quien antes de la aparición del derecho se llevaba la peor parte”.

«El filósofo del Derecho se convierte de este modo en un colega menor del filósofo; se pone detrás de él y goza de su esplendor; no brilla con luz propia sino con luz refleja». Y continúa diciendo líneas abajo «Esta concepción de la filosofía del Derecho presenta un grave inconveniente: la llamada aplicación se convierte a menudo en una transposición extrínseca, cuando no forzada, de soluciones de un campo al otro, con la consecuencia de que los problemas generales del Derecho no son estudiados partiendo desde la experiencia jurídica misma, sino de las soluciones dadas a problemas aún más generales y en todo caso distintos»"



[1] Foucault: “Les mailles du pouvoir”, en Dits et ecrits, p. 1004

3 de marzo de 2014

Te defines tú

¿Y quién eres tú?



En mi casa siempre se respiró ambiente opositoril. Aún recuerdo cuando algún opositor venía a que mi padre le tomara temas. Yo a veces me colocaba detrás de la puerta y los escuchaba, y simplemente alucinaba. Era capaz de recitar casi sin entendérsele, durante mucho rato "cosas raras". Pero el caso es que le quedaba bien. Parecía coherente. Yo debía tener catorce años y ni idea de qué era eso de opositar. 

Mi padre fue opositor. Alguna vez que me ha contado algo sobre esos años, aunque como él dice "si un opositor siguiera su "método" (si podemos llamarle así), uno de cada cien aprobaría" (como mucho, añado yo). A él le funcionó, eso sí.
Luego también varios familiares estuvieron o están metidos en este mundillo, alguna que otra amiga, y pare usted de contar... 

Así que sin mucha idea (eso hasta que no me metí de verdad no logré entenderlo), un día en una clase de derecho tributario, viendo tasas, impuestos y contribuciones especiales, me dije a mi misma eso de "me gusta esto a rabiar". Posteriormente nos llevaron de visita a la Agencia Tributaria, y una inspectora nos habló acerca de su profesión y seguí en mis trece. El año antes de acabar la carrera me reuní con un inspector, y ya sólo hablamos de posibles academias, temario, tipo de exámenes... y nada más acabarla, me metí en esto (bueno, nada más no, tuve el verano más largo de mi vida =) ). 

Y de este modo, entré en este mundo.

Al final, no sé ni cómo ni cuándo, pero sé una cosa: somos lo que vivimos. Las cosas que nos han marcado son las que nos han definido, nos han convertido en la persona que somos hoy día. La experiencia es lo que hace que valore un día libre, uno y sólo uno. Porque he tenido quinientos y no lo he hecho. Y ahora que me faltan puedo asegurar que los intento vivir al máximo.
Nos definen los momentos y la forma en que nos enfrentamos a ellos. Nos definen las personas que nos rodean y las que algún día lo hicieron. Porque hay personas por las que perderías todos los trenes con tal de quedarte un poco más, porque te enseñaran más. Nos define ese afán de superación semana a semana. Esa lucha por llegar. Ese no rendirse cuando algo sale mal. 
Pero también la forma en qué te viene la vida y cómo tú decides enfrentarte a ella. Y sobretodo, por encima de todo, te defines Tú.