1 de julio de 2016

Nuevas actitudes (I): aceptación

Últimamente estoy yo muy zen en esta nueva etapa. Esto para empezar. Para continuar, que estoy mejor y volviendo a estudiar poco a poco. Porque sí. Porque necesitaba darme una oportunidad después de este año y no quedarme con el pellizco. Pero sin agobiarme que ha sido mucho tiempo parada. Sin prisa pero sin pausa como se dice.
Eso sí: vivo el momento. Me organizo el día/semana y ya no vivo para levantarme, estudiar y acostarme. Se acabó. Estudio horas efectivas, y las que no viento fresco (esto del viento fresco me gusta muchísimo o como dice una buena amiga... buenas noches ajajja) y a otra cosa mariposa.

Total que he aceptado las cosas y lo mejor: el cambio.
Dicen por ahí que "a lo que te resistes, persiste; lo que aceptas cambia". Pues eso es. Que a veces perdemos tanto tiempo y energía negando o resitiéndote a aceptar hechos que al final son hechos y son así, y muchas veces es que encima ya han pasado y porque yo los piense mucho y a todas horas y mentalmente "los cambie", oiga usted, que no van a cambiar. Fin

Que no merece la pena malgastar tiempo ni recursos para forzar situaciones o peor, forzar a los demás para que sean como queremos, como pensamos que deben ser o como sentimos justo que sean. Idem para los hechos. Fin
Esto genera más cosas malas que buenas. Más tensión que otra cosa hablando en plata. 

Normalmente después de una experiencia negativa o traumática llega la aceptación pero el proceso previo de la rabia, tristeza, ira, resistencia... ¿para qué? Vivamos



Matiz importante es que aceptar no es conformarme. Pero es que hay cosas contra las que no se puede luchar y otras solo se corrigen si primero aceptas...